MENTIRAS, PALABRERÍA Y DEMAGOGIA
La fiesta de los embaucadores
La fiesta de los embaucadores
Se ha iniciado la salida para la
campaña de las elecciones Europeas y todos los partidos calientan motores,
aunque estos estén trucados, apañados o simulados, el caso es llegar a la meta
con el mayor número de votantes para convencer de que lo que ofrecen los
candidatos es lo mejor para los ciudadanos.
Nuevas promesas, nuevos propósitos,
enmiendas, cambios, palabrería y mas palabrería, todo sea para ganarse la
confianza de los votantes. Pero como siempre, detrás de tanta promesa, buenos propósitos
y cambios, solo existe la palabrería barata, la demagogia y la mentira. Los
votantes volveremos a caer en las redes de los embaucadores y cuando nos demos
cuenta de nuestro error, ya será tarde para corregirlo, y no es que nos falten
muestras, bien claro lo hemos tenido con Zapatero, pero sobre todo con Rajoy
que ha dañado a España hasta tal punto que la ha hecho retroceder a los años 30 del siglo pasado, cuando regía
el estatus feudal, sobre todo en bienestar, logros sociales, poder adquisitivo,
derechos y libertades de los ciudadanos.
Lo que más indigna a los
ciudadanos, además de soportar las malas políticas de los gobiernos sucesivos,
es que los políticos sigan mintiendo de forma tan desvergonzada, de forma tan
cínica, hasta el punto de tomarnos por gilipollas, políticamente hablando.
Porque unos seguirán pregonando
sus triunfos y brotes verdes, mientras los otros arremeterán contra su
prepotencia y mentiras, y como dijo el otro “entre tramposos anda el juego”. Unos presumiendo de forma triunfal de sus
logros, el otro criticando a todos y a todo, pero una vez en el poder ambos
hacen lo mismo. Ellos se forran y el pueblo paga.
Porque compañeros, desengañaros,
escuchamos a estos políticos que se expresan de diferente manera, pero al final
bajo esa capa de diferente ideología son todos lo mismo; su afán es hacerse con
la poltrona para poder repartir cargos y puestos a familiares, amigos y demás comparsas
de travesía para que como siempre vivan a todo lujo, mientras el pueblo seguirá
pagando sus escandalosos sueldos a cargo de sus sacrificio y sus impuestos,
mientras que contemplamos que de nuevo una horda de saqueadores se instala en
el poder para favorecer al poder económico, a costa de empobrecer aún más al
ciudadano.
Ahora tenemos la oportunidad de jugar nuestras
cartas con nuestros votos y demostrar a
quien nos ha defraudado que sus política no nos gusta y deseamos cambiarlos por
políticos honestos, íntegros, decentes y con espíritu de servicio al ciudadano,
por políticos que no utilicen la política para enriquecerse, sino para preocuparse
por los problemas e intereses de los ciudadanos, políticos que no toleren la corrupción,
ni el saqueo de nuestras arcas públicas ni la mangancia, políticos que tomen
decisiones valientes sin ser rehenes de la oligarquía económica del país,
nacionalizando si es preciso, todo lo que haya que nacionalizar ( los grandes
oligopolios, las compañías eléctricas y la banca)
Y para que logremos lo que demandan los
ciudadanos debemos ejercer nuestro derecho a voto, votando las opciones que
mejor nos representen, pero sobre todo votando savia nueva, cambiando el
testigo a nuevas generaciones, pues la de políticos actuales, en su gran mayoría ya están
quemados.
Por desgracia en este país el descontento con los políticos mayoritariamente es de las izquierdas, lo que se traduce en una gran abstención a la hora de votar, aspecto que aprovechan las derechas para votar en masa y perpetuar su status de privilegios que les permitira seguir sometiendo a los mas pobres de la sociedad. No debemos olvidar este aspecto. Es en la participación donde la izquierda se la juega
Por desgracia en este país el descontento con los políticos mayoritariamente es de las izquierdas, lo que se traduce en una gran abstención a la hora de votar, aspecto que aprovechan las derechas para votar en masa y perpetuar su status de privilegios que les permitira seguir sometiendo a los mas pobres de la sociedad. No debemos olvidar este aspecto. Es en la participación donde la izquierda se la juega
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