POR UNA POLÍTICA, HONESTA, LIMPIA Y TRANSPARENTE
Ningún gobierno debiera, amparándose en su
mayoría absoluta, dictar a sabiendas leyes
que erosionen o perjudiquen seriamente los derechos sociales que consagra la Constitución, mas
si se refiere a los derechos fundamentales de las personas, porque entonces los
políticos se convierten en simples mercaderes que se sientan en sus poltronas
del Congreso y Senado, ajenos a todo espíritu de servicio público, dignidad y
honradez y que su arma principal es la mentira y la demagogia para manipular la
opinión pública y por ende la voluntad de los ciudadanos a la hora de emitir su
voto.
Porque aunque hoy día ha quedado al
descubierto su indigno proceder, si hay muchas poblaciones sobre todo en el
ámbito rural, que ignora y desconoce los teje manejes de la política y se creen
lo primero que ven en los medios de comunicación, que a base de decir mentiras
constantemente, las consagran como verdades.
Hoy cuando se utiliza una violencia inusitada
por parte de los poderosos, se encubre de forma sibilina, al disfrazarla de violencia
solapada y no agresiva. Hoy nuestro Estado es un estado violento, porque
violencia es todo aquello que realiza un Gobierno contra la población cuando
ataca sus derechos fundamentales, cuando se le reprime con leyes de seguridad,
propias de una dictadura, es violencia cuando se echa a las gentes de sus
casas, por no poder pagarlas al perder sus puestos de trabajo, es violencia
cuando se dictan leyes para suprimir los derechos laborales y se promueve con
ellas el despido más fácil y barato, es violencia cuando esa misma ley permite
salarios de miseria con contratos basura, es violencia cuando se suprimen los
subsidios a los más débiles de la sociedad, cuando se privatiza la sanidad y la
educación en beneficio de las clases más pudientes y en perjuicio de los clases
mas desfavorecidas y sí, tenemos que decirlo, es violencia todo aquello que
vaya contra los interés y la dignidad de los de los más humildes, débiles y
pobres de nuestra sociedad.
Sin embargo para el Gobierno, la única
violencia es la que existe por parte de los ciudadanos, cuando se manifiestan protestando
contra los abusos, atropellos e injusticias.
Ahora que estamos entrando en la recta final
del año y vamos a comenzar un nuevo ciclo, el aparato de propaganda del
Gobierno, se afana por pregonar las virtudes de las políticas de Rajoy,
obsesionándose por demostrar que estamos saliendo de la crisis. Pero acaso su
despiadada política nos ha traído algo nuevo, algo bueno?
Que sepamos, ha sido un año, donde se ha enseñoreado
la corrupción y el fraude fiscal, el deterioro social, la pérdida de poder adquisitivo,
el aumento de la pobreza y el número de pobres, la congelación de salarios, los desahucios, el aumento del paro en casi un millón de
trabajadores y el descenso de afiliados a la seguridad social en 250.000, las privatizaciones en beneficio de las grandes empresas privadas,
nuestra educación es un sinsentido y un castigo a las economías más débiles,
nuestra sanidad se está privatizando y poniendo mas difícil los servicios al
ciudadano y nuestros derechos y libertades están sufriendo un retroceso, que nos retrotrae a la época de
la dictadura, en temas como el aborto, la religión, el derecho de reunión,
expresión y manifestación.
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